La sorpresa

Le conoció en la Coordinadora gay-lesbiana un día en el que la tarde estaba dedicada a la castañada, así que no se hablaba de nada en especial y en cambio lo que sí que iban y venían eran las castañas, las pastas, las limonadas y la cocacola. Mal día para darse a conocer tal y como es uno, para decir a un reducido grupo de personas algo que ella todavía no se podía creer, aunque tal vez para eso nunca habían días buenos.

Verónica era lesbiana, y era algo que comenzaba a asumir, pero que todavía no se creía. Así que de la noche a la mañana se daba cuenta de que sentía algo distinto a lo que sentían las personas de su entorno y se sentía extraña, diferente…y eso le producía una profunda inseguridad.

Verónica entró en la sala en la que un ruidoso grupo de chicos y chicas comían bebían y hablaban, un ambiente festivo en un día festivo. Pero Verónica no estaba para fiestas y mucho menos para divertirse, su pequeño mundo se venía abajo y tenía que pensar en cosas en las que nunca había creído que tendría que pensar.

Su familia, sus amigas, su novio…era un mundo nuevo en el que no se veía con fuerzas para entrar.

Pensaba en ello sentada en el peldaño de las escaleras que comunicaban la sala en la que estaban con otra más pequeña en la que un grupito de chicos hablaba de cosas triviales. Ella estaba con la cabeza agachada, y en otro lugar muy lejos de ahí.

Había ido a ése lugar para conocer a más personas como ella y liberarse un poco y no sentirse tan sola y ahora que tenía la oportunidad se daba cuenta de que todavía no podía aceptarse a si misma, de que no quería ser una de esas personas, de que quería ser una persona normal.

:-¿Quieres una castaña?- Ésa pregunta la llevó de nuevo al mundo físico. Verónica levantó la cabeza y sus ojos desenfocaron una imagen que tenía demasiado cerca.

El chico apartó la castaña de la cara de ella y agachándose se puso a su altura:

-¿Eres nueva?

-Pues si, eso parece, ¿verdad?- Era obvio que era nueva, pensaba ella.-¿ Eres poco listo? ¿Para qué lo afirma si me lo pegunta?

– Si, lo soy, es la primera vez que vengo.:- Comentó dulcemente.

-Yo también vengo desde hace poco tiempo. ¿Quieres que te presente a alguien?, Bueno, supongo que a chicas…aunque ahora que lo pienso tampoco es que sea un gran relaciones públicas…

-Preséntame a quien quieras…aunque quien sabe si los volveré a ver…

El chico la miró con ojos extrañados, y con una mirada inquisitiva pensó: «es un pelín rara»

-Ah, yo me llamo Adrià y tu…

-Verónica, pero me llaman Vero.

Ah, encantado.

Después de los besos de rigor Adrià fue presentándole a algunas chicas que concía y a algunos de los chicos que había conocido ahí.

Estuvieron un rato hablando pero la fiesta ya estaba tocando a su fin. La cocacola, las castañas y los panillets habían sido devorados por una plaga incontenible.

El grupo salió del local y se fueron a un bar cercano. La noche no era especialmente fría pero se notaba que el otoño había comenzado a soplar. En el bar los grupos de amigos comenzaban a formar múltiples divisiones en el conjunto.

:-¿Siempre es así?

-¿El bar?- Preguntó Adrià -¿El Grupo Joven?, ¿lo que se suele hacer..? Ah, no, que va. Hoy tocaba esto pero se suelen hacer cosas distintas cada vez. A mi la verdad, es que me parece más un esplai que otra cosa. A veces la cosa puede llegar a ser muy infantil…algunas veces hablamos de cosas más serias y otras de auténticas chorradas, ya sabes. El otro día estuvimos jugando al Trivial, o sea…y otras veces el día es más reivindicativo, ya sabes, Stonewall, el día del orgullo gay, la visibilidad y todas esas cosas…

-Ah, parece interesante_ Dijo Verónica con socarronería. -Me llama la atención esto de que haya tantos grupitos, me imaginaba que la cosa iba a ser más abierta…

-Yo también. Cuando vine por primera vez me no me lo imaginaba tan…sectorial, pero parece que es así. Los chicos con los chicos, las chicas con las chicas y dentro de estos los grupos de amigos y amigas.

-Verónica se puso la mano en la frente y miro a la cocacola que tenía delante suyo. Cogió la botella y sin hablar comenzó a quitarle la etiqueta.

-Eso es que eres una reprimida- Deslizó Adrià.

-¿Qué?- Saltó verónica escandalizada.

-Pues el sacar la etiqueta a una botella. ¿No lo sabías?, cuando se hace eso, es que te reprimes mucho.

-Que va…eso que dices es una chorrada. No tienen ninguna base científica.

-¿Ah no? Eso significa que tratas a la botella como una proyección de ti misma y al quitarle la etiquetita lo que sucede es que te la quitas a ti misma. Te quitas algo que te aprisiona.

-¿Y eso quien lo dice? ¿Los psicoanalistas o los conductivistas?.

-Adrià la miró a los ojos mientras que con una sonrisa profidén dijo: – Eso lo digo yo, y por tu reacción parece que es verdad.

-Verónica le miró lánguidamente, exhibiendo cierta dejadez teatral.:-¿ Siempre vas tan de listo?

-Adrià no respondió, se limitó a sonreírle mientras daba un trago a su bebida. Tras dejar el vaso preguntó:-¿Sales de ambiente?

-No me gusta-. Espetó bruscamente Verónica

-A mi tampoco.

-¿En serio?

-Pues si, no me gusta mucho esos rollos de guetos, todo el mundo se conoce y parece que se sientan seguros yendo a los mismos sitios.

-Vaya.

-SI, bueno, no sé… Es que me gustan grupos de música que en los locales de ambiente no ponen y una vez tiene su gracia, pero más de una no que si no te gusta te agobia.

Verónica le dirigió una mirada desafiante:

– La gente no va a esos sitios precisamente a escuchar música.

Él le devolvió la mirada: -Algunos si, e incluso a bailar.

Verónica prefirió no seguir por ahí y le soltó una pregunta fácil:

-¿Qué grupos te gustan?

-Pués…Pearl Jam, Nirvana, Garbage, Massive Attack…Y no sé.. rock, algo de heavy, y algo de techno, ya sabes…

-No tienes mal gusto.

-Exhibiendo una sonrisa al más típico estilo Bruce Willis dejo caer un…: Ya lo sé.

Durante el camino a su casa Verónica tuvo que reconocer que haber ido a la coordi no había sido tan malo como ella pensaba. Había conocido a unas cuantas chicas, a unos cuantos chicos y sobre todo a Adrià, que aunque ella siempre se mostraba un poco reacia a dejarse llevar por las primeras impresiones tuvo que reconocer que le había caído bastante bien, lo suficiente como para que se intercambiasen los teléfonos y se pusiesen de acuerdo como para salir un día.

Durante la semana siguiente Adrià le dijo que le llamaría para quedar ya en un sitio y hora concretos. Verónica estuvo esperando…y el viernes, justo cuando pensaba que ya no le iba a llamar Adrià telefoneaba para decir el lugar y la hora definitivos.

Quedaron el sábado a las 00:00 h, viernes noche , para ir por Poble Nou.

La parada de metro de Marina estaba a reventar. Los grupos que esperaban a otros grupos…los grupos que entraban y los que salían. Las chicas solitarias que esperaban a sus amigas y las chicas solitarias que esperaban a sus novios.

También estaba la chica solitaria que esperaba a su nuevo amigo gay, que por cierto no llegaba puntual.

-Dos minutos más y me largo- Pensó. Y en ese instante Adrià subía apresuradamente por las escaleras mecánicas. Miraba acelerado a su alrededor y encontraba a Verónica apoyada en la barandilla de la entrada.

-Hola_perdona_que_haya_tardado_tanto, pero parece que el metro sabía que venía yo y por eso iba más lento.- Respiró.

-Hola, no pasa nada.

Se saludaron.

Al cabo de un rato se encontraban en el Sr. Lobo tomando unas cervezas.

:- Odio la cerveza. Me da asco y unas ganas tremendas de vomitar.

-A mi también, se me pone en la garganta una inmensa bola espesa…

-…Y una amargura asquerosa…No sé como pueden decir que está buena. Es asquerosa. Pero supongo yo que me la tomo porque es lo más barato que hay con alcohol y cómo quiero emborracharme…

-…para ahogar las penas, ya, pero yo no voy a llegar a tanto para amortizar la bebida, la dejo aquí. ¿Y porque quieres emborracharte?, le pregunto curiosa Verónica.

-¿Qué porque quiero emborracharme? Supongo que por lo mismo que tú.

-¿Por lo mismo que yo? ¿A que te refieres?

-Vamos, a ver si te crees que aquí están superlesbiana y supergay por casualidad.

-¿Ah no?- Puso cara de sorprendida.

-No- Adrià la miró a los ojos.- Estamos aquí porque no queremos ser lo que somos.

-¿Eso crees?,¿de veras?

-Pues si. Me da esa sensación. No sé tú, pero al menos yo, no quiero ser gay, nunca he querido serlo y nunca querré serlo.

Verónica miró tímida a su cerveza. Guardó silencio y comenzó a arañar el papel dorado y húmedo de la etiqueta.

Adrià, cogió su botella y dio un trago. Después de tragar con esfuerzo el pequeño sorbo continuó:

-Verás, no es que tenga prejuicios, con los gays y todo eso. La verdad es que yo nunca he recibido una educación conservadora ni nada de eso. No es cuestión de falta de aceptación, ni de miedo al que dirán…no es eso. Es simplemente impotencia. Siempre he creído que cada persona podía elegir su destino y ahora me doy cuenta de que en realidad cada uno debemos aceptar el que nos viene dado. Comprendo que si me revelo por mi orientación sexual también debería revelarme en contra de mi raza, de mi sexo, de mi lugar de nacimiento…porque nada de eso lo he decidido.

Verónica le miró con comprensión y algo de pena:- Te revelas contra ti porque eres diferente de los que te conocen y tu no quieres serlo. No es por todo eso que dices. No te molesta ni tu raza, ni tu sexo ni el lugar de donde has nacido. Lo único que te molesta es la limitación que sientes, al igual que yo, de no poder elegir a quien quieres que te guste, a quien te conviene que te guste; a quien te gustaría que te gustase.

-Adriá miró al vacío:- Puede ser que no sea tan profundo como pretendo serlo. Y en realidad no es más que eso que tu dices…

-Si, creo que sí. No, sé. Yo al menos pienso eso.

Verónica se dejó la cerveza casi entera, encima de la mesa. Adrià se bebió toda la suya con algo de esfuerzo y asco.

Silenciosos y pensativos salieron de local. Las figuras salían y entraban. Y ellos no las veían. Solo veían sus pequeños y condicionados mundos que les atormentaban.

Caminaron unos minutos hasta que decidieron que «Asaco» no sería un mal sitio en el cual animarse.

Una vez ahí dentro, la música ensordecedora, gente y unos vasos de sangría les fueron infundiendo una nueva energía.

Comenzaron a bailar, a reír.

:-¿Estos quienes son?!! Están muy bien!!!-Gritó Verónica.

-¿Eh?,

_!!Que quienes son estos que suenan!!! ¡¡Éste grupo!!

Adriá puso su oído al lado de los labios de ella y gritó tan fuerte que él lo único que llegó a escuchar fue un fuerte pitido en el tímpano.

Cuando levantó la mirada vio a José y a Miguel, unos amigos suyos de toda la vida. Ellos ya estaban más preparados y gritando le dijeron:

¡Vaya Adri, pensaba que nunca te iba a ver con una chica!. ¿Qué tal como lo llevas?¿Ya has acabado lo de Historia?

Adrián se quedó en blanco, no sabía como reaccionar.

:-Esta es Verónica, una amiga.

De manera cortés se saludaron.

;-¿Y todavía sigues con la radio?.Preguntó Miguel.

:-Huy, no, que va!. Ya se acabó. Ahora sólo estudio.

:-Bueno, pues nada_ Dijo José:-Ya me dejarás los apuntes de Historia, empollón, que os lo paséis bien y que os portéis mal, que la vida es breve.

Y se perdieron entre la multitud igual que cómo habían llegado.

Adrián y Verónica respiraron tranquilos, y mirándose a la vez comentaron divertidos y sorprendidos:

-¿Has visto como nos miraban? Se han creído que somos novios o algo así.

-¿Tu y yo novios?, no, no.- Verónica giraba el cuello mientras sonreía ligeramente.

– ¿Te caigo bien? ¿Te resulto simpático?…hacemos buena pareja…y soy atractivo…

– Si pero…¡eres gay! Y yo soy una lesbiana!!! o casi….

Adrià la miró a los ojos seductoramente. Verónica miraba lánguida, vulnerablemente. «No me hagas esto» se leía en sus ojos. Y teatralmente Adriá la agarró por el cuello y la cintura y la besó casi apasionadamente; entre el murmullo, entre la música atronadora y entre sus sentimientos alborotados. Después de unos instantes se separaron del abrazo.

Verónica le miró con ojos amedrentados y no pudo evitar soltar una frase. Sonrió al decirla, como si le hiciese gracia reconocer que no había sido tan sincera cómo pretendía. Con pudor y vergüenza dijo:

– Tengo novio.

Él no muy sorprendido le comentó divertido:-!Seguro que no es tan ga…guay como yo!

Adrià la agarraba suavemente por la cintura. Y le miraba a los ojos con ilusión.

:- Sé tú mi novia.

Verónica le miró a los labios, a los ojos. Miró al suelo, a los lados y a la nada. Se puso el pelo detrás de las orejas. Y al mirarle de nuevo se puso de puntillas y le besó en los labios, mientras le abrazaba.

:- No es tan guay como tú, desde luego…y quien sabe… la bisexualidad es lo último que se pierde.

2 pensamientos en “La sorpresa

  1. ostras…este texto es tuyo?es muy bueno, me gusta como está escrito…´qué tal estás?los ´dias van mejor, espero q sí.bueno, q muchisimas gracias por pasarte por mi espacio. NO veas q ilu m hizo tu comentario acerca de mis cuadros, la pirmera vez que alguien los ve y me da un comentario desde un punto de vista artístico, gracias. espero q sigas visitandome. YO seguiré leyendote. besitos

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